EUROPA
PRESS
11 octubre
2019
Las
duchas vaginales, pocos beneficios muchos riesgos
La utilización de duchas vaginales se
ha extendido últimamente bajo creencias como que la vagina es una zona que ha
de mantenerse limpia de forma especial o que realizar estos lavados previene de
infecciones. Pero las duchas vaginales tienen múltiples riesgos.
La ginecóloga del Hospital Vithas
Rey Don Jaime (Castellón), la doctora Sandra Ortega Wilkes define las duchas
vaginales en una entrevista con Infosalus como
"el lavado mediante irrigación de agua o diferentes soluciones en el
interior de la vagina" y, según confirma, "no están recomendadas para
uso diario, solamente en situaciones especiales".
"No se recomienda el uso de la ducha vaginal para la
higiene diaria. El cuerpo naturalmente elimina sustancias y limpia la
vagina", avisa la ginecóloga. Además, realizarse una ducha vaginal después
de las relaciones sexuales "no previene el embarazo ni enfermedades de
transmisión sexual", desmiente la doctora Ortega.
Pero, en efecto, "algunas mujeres creen sentirse más
limpias al utilizar duchas vaginales después de la regla o de cada relación
sexual", continúa la doctora Ortega, que, asimismo, comenta lo accesibles
que son estos preparados.
"La mayoría de las duchas se venden en farmacias o parafarmacias como mezclas, previamente preparadas, de agua
y vinagre, bicarbonato de sodio o yodo", indica la experta. Son también
fáciles de utilizar.
"Las presentaciones disponibles son frascos con
diferentes soluciones con una cánula perforada que se introduce en la vagina y,
al ejercer presión en el frasco, la solución se libera en la vagina",
especifica la ginecóloga del Hospital Vithas Rey Don
Jaime, que agrega que "son monodosis, de usar y tirar y de
autoaplicación".
Según la doctora Ortega, la costumbre de utilizarlas después
de cada menstruación o de cada relación sexual "elimina la flora vaginal
normal que es la protección natural de la vagina; son bacterias 'amigas' o
'buenas' que viven en nuestro cuerpo y lo ayudan a mantener un pH adecuado para
no contraer infecciones", indica la experta.
"Al contrario de lo que piensan las mujeres que
utilizan a diario duchas vaginales con intención de limpiar la vagina para
eliminar el riesgo de infecciones, su uso aumenta el riesgo de padecerlas",
resume la doctora Ortega.
Además de aumentar el riesgo de contraer infecciones, si se
utilizan las duchas durante una infección vaginal sin diagnosticar, es posible
exacerbarla. "Si durante el transcurso de una infección vaginal no
diagnosticada se utilizan duchas vaginales, es posible empujar las bacterias
provocando una infección más alta, en el útero, en las trompas de Falopio y en
los ovarios", manifiesta la doctora Ortega. Todo ello "ocasionando
una enfermedad pélvica inflamatoria (EPI)", continúa la ginecóloga, que
matiza que la EPI es "un problema de salud grave".
Por otra parte, la doctora Ortega manifiesta que el pH
fisiológico de la mujer en edad fértil varía entre 3.8 y 3.2. "Los bacilos
de Döderlein, mediante su secreción de ácido láctico,
mantienen la acidez del medio evitando el crecimiento de bacterias
patógenas", continúa la experta del Hospital Vithas
Rey Don Jaime.
Pues bien, "la ducha vaginal barre estos agentes
protectores, por lo que el pH aumenta favoreciendo el crecimiento de la gardnerella vaginalis o vaginosis bacteriana, que conlleva un flujo con olor
fétido, y cándida o candidiasis", avisa la
doctora Ortega.
Las duchas vaginales incluyen más riesgos. La falta de
bacilos de Döderlein también implica
"inflamación y sequedad vaginal", alerta la experta. Por último, las
duchas vaginales también puede causar problemas durante el embarazo, "como
parto prematuro o embarazo ectópico", comenta la experta.
Recomendadas
únicamente en algunos casos
La doctora Ortega especifica que los especialistas
únicamente recomiendan las duchas vaginales "como opción de tratamiento en
vulvovaginitis y/o cervicovaginitis".
Son las que contienen ácido láctico y el objetivo es "restaurar y mantener
las condiciones fisiológicas del entorno vaginal", clarifica la experta.
Por otra parte, "otra indicación es como coadyuvante a
los procesos de reepitelización como láser o
crioterapia o previo a intervenciones vaginales, como conización
cervical o prolapsos por vía vaginal", agrega la ginecóloga.
Por último, la doctora Ortega recuerda que "cualquier
olor fuerte, flujo abundante de características distintas a las habituales,
como muy espeso, muy líquido o verdoso y/o irritación es un síntoma para
consultar al ginecólogo".